Kodak suspende pagos ahogada por la competencia de la tecnología digital
La compañía que preside el español Antonio Pérez lleva seis años de pérdidas
SANDRO POZZI - Nueva York - 20/01/2012
Pasó lo inevitable. Eastman Kodak se ha convertido oficialmente en la víctima más relevante de la era digital. La compañía icono de la fotografía, que no hace mucho dominaba de forma monopolística la industria, se declaró en suspensión de pagos para poder reestructurar su deuda y ganar tiempo durante el que negociar la venta de sus patentes para la digitalización de imágenes.
Todas las cartas apuntaban a que la caída de este símbolo del universo corporativo llegaría antes de final de mes. La compañía de Rochester (Nueva York), dirigida por el español Antonio Pérez, se estaba quedando sin liquidez a un ritmo alarmante, en medio de la escapada de tres miembros de su directorio y con las agencias de calificación hundiendo su deuda en el bono basura.
Tras seis años seguidos en pérdidas, Kodak ha suspendido pagos para poder reestructurar su negocio. En la documentación entregada la pasada madrugada ante el Tribunal de Bancarrotas en Nueva York, la compañía señala que el 75% de los ingresos en el ejercicio 2011 se generaron en el negocio digital. Y anuncia una inyección de capital por valor de 950 millones de dólares (739 millones de euros) desde Citigroup.
En esa fotografía de 31 páginas, Kodak cuenta con unos activos por valor de 5.100 millones de dólares (3.968 millones de euros) y una deuda que valora en 6.750 millones de dólares (5.252 millones de euros), en su mayoría en forma de obligaciones hacia sus empleados en concepto de pensiones. Entre sus acreedores se encuentran WalMart, Amazon, Sony, Disney y Nokia, que deben dar su aprobado a la estrategia de Pérez. Esa línea de crédito a 18 meses permitirá a la compañía seguir operando con normalidad durante la suspensión de pagos. Y precisa que este paso no afecta a las filiales fuera de Estados Unidos. El valor de mercado de la compañía no llega a los 500 millones de dólares (389 millones de euros), tras perder más del 90% de su valor en el último año. El desplome le sacó ya del índice bursátil Dow Jones y del S&P 500.
Hace tres décadas, Kodak estaba entre las diez compañías más grandes de Estados Unidos y su poder en el negocio de la fotografía era equivalente al de Google en los buscadores. Los rumores desde el año pasado sobre la bancarrota espantaron a los inversores y pusieron más difícil encontrar pretendientes para 1.100 patentes con las que Kodak esperaba dotarse de liquidez.
Ya en noviembre admitió que no llegaría a final de 2012 sino lograba un arreglo para rentabilizar esos derechos. Aunque quizás lo más relevante en el colapso de Kodak sea ver que la compañía fundada por George Eastman es víctima del producto en el que fue pionera: la fotografía digital. Su pecado: haber sido demasiado complaciente y depender con exceso de la película.
Kodak fue caso de estudio en las escuelas de negocios por su éxito. Ahora, se trata de entender cómo pudo caer de tal manera. Su negativa a innovar y el rechazo a ver la japonesa Fujifilm como una competencia real marcaron el inicio del declive. Eso fue en los años 1970, cuando sus ingenieros dieron con la tecnología para convertir una imagen en una serie de unos y ceros.
En lugar de hacer algo diferente y transformarse, optó por mantener el mismo modelo de negocio y seguir explotando el mismo producto sin ver por dónde iba la tendencia del consumidor. Pérez apostó por la fotografía digital cuando tomó las riendas en 2005. Y al mismo tiempo, hizo una apuesta firme por hacer crecer el negocio de impresión de imágenes. El ejecutivo español llegó dos años antes de Hewlett Packard, el actor dominante en el negocio de las impresoras. El salto culminó con cuatro años de reestructuración, que redujo en más de la mitad su plantilla. Ahora, pasados 131 años desde su creación, es evidente que la compañía que llevó el mundo de la fotografía al consumo de masa perdió por completo el enfoque.
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